Me he despojado del collar de recuerdos que anudaba mi garganta. Allí donde quedaba señal de cicatrices, me puse nácar. Invisibles son las marcas, y dan paso a la esperanza. Las palabras no hacen mella, y la confianza crece en este pozo de olvido.
Hoy la mirada está íntegra en la vida, intenso el aire que a mis pulmones entra. Levanta la noche con la estrella que da paso a la mañana, y mis ojos se entornan al cruzar envueltos en imágenes de ensueño.
He sepultado la pena, y de la fosa manan manantiales vivos que mitigan el encuentro de lo incierto. Un fogonazo de luz me descubre la vida.
©Adelina
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| Berlin, 1966, by Günter Rössler |

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